P. Guillermo Siles Paz, OMI.
El ser humano frecuentemente se encuentra ante
situaciones de límite y fácilmente puede dar respuestas y salir. En algunas
oportunidades no suele ser muy fácil, sino que requiere de algunas
intervenciones científicas. Lo cierto es que siempre el hombre está en la
capacidad. Pero cuando se han terminado todas vías posibles. Sólo nos queda
aceptar lo que corresponde. Creo que es el Caso del P. Gregorio Iriarte. El
luchó contra todo, pero la realidad es la realidad y tiene sus límites. Ayer el
sintió que partiría para gozar de lo que ha creído, la ternura, la misericordia
y el amor de Dios. Ahora ya no estará materialmente con nosotros, pero todo lo
que nos deja es grande y con mucho contenido y profundidad. No solo conocimientos y razonamientos, sino
su experiencia de vida.
Estos últimos días ha tenido muchas emociones, las
cuales han tenido un profundo reconocimiento, aunque él ha expresado como que
no corresponde. Decía, “yo no me merezco, pero veo que la gente valora cosas
más de lo que son.” El siempre ha sentido que su aporte era simple y que ayude
a las personas y grupos. En me dijo: “Me siento
muy agradecido con todos los amigos y amigas que estos días han celebrado
conmigo estos reconocimientos. Deseo seguir trabajando de todo corazón para
ustedes. Ya un poco mejor y va mi cariño para todos. He constatado que tengo
muchos amigos y amigas que me aprecian y eso me ayuda mucho. Gracias por su
cariño y oraciones en estos días. Estimo el cariño del Pueblo y de la gente,
más que cualquier otro título.”. Pero lo más duro fue comprender el misterio de
nuestra vida.
Estos últimos días, estando con él, me ha hecho
comprender que la vida tiene valor en tanto en cuanto estas al servicio de los
demás, cuando has hecho algo para los otros. Qué sentido puede tener si uno
cultiva su vida para uno mismo. Qué valor podemos encontrar si no dejamos
tiempo para quien nos necesita.
Para Gregorio no había estatura, edad, prestigio,
cargo preferencia, todos han sido valorados y aceptados de la misma forma. Tal
vez por esa razón, no se ha hecho ningún problema de estar dando charlas a
grupos de campesinos, profesores, estudiantes universitarios, candidatos a una
maestría, etc. El estaba con un mismo discurso, pero con esa gran capacidad de
que cualquiera podría entenderle. Esto es realmente un gran logro personal. Ser
totalmente potable.
Gregorio lucho con su propio cuerpo.
El me dijo, que ponga en su Facebook; “Es cierto
que estoy un poco delicado de salud, pero no enfermo. Sigo en la lucha al
servicio de ustedes y de nuestro pueblo. Lo mío es un poco pasajero, con la
ayuda de Dios y de todos ustedes, lo venceremos. Un abrazo muy fuerte y
cariñoso, para tanto amigos y amigas.” Y realmente él estaba convencido de
esto. Que esto es pasajero, y así fue, su dolor terminó y ahora pasó a la casa
del Padre. Pero, como si Gregorio
entendiera con precisión los misterios de nuestra vida. Hace una semana me
dice, mira este es mi último libro, como un testamento. Dios no juzga ni
condena, Dios es amor y misericordia. Con esta idea con esta su concepción del
misterio de su fe partió. Esta es una profunda expresión. El amor de Dios no
alcanza ningún límite, no tiene barreras. Ahí está Dios para darte amor,
ternura y misericordia. Adiós querido Gregorio.
Comentarios
Publicar un comentario