Dios tambien está en el rock

Con este título presenta al grupo LVD el DIARIO DE ALCALA en el siguiente artículo que reproducimos a continuación

El Seminario de Alcalá les unió y la música hizo el resto. Entre los siete componentes del grupo de rock La Voz del Desierto hay sacerdotes, seminaristas y seglares. Dicen que empezaron a tocar por casualidad, “con el único afán de ayudar a la gente”, y que, de no ser curas, en la vida se habrían juntado para cantar. Pero ahora, cinco años más tarde, ya preparan su tercer disco, sus videoclips han recibido miles de visitas en Youtube y sus temas pueden hasta descargarse en el teléfono móvil desde su página web.

“En algún concierto nos han preguntado si somos de verdad curas o si vamos disfrazados”, dice Alberto Raposo, formador del Seminario de Alcalá y guitarrista de La Voz del Desierto. Son sacerdotes, y de verdad; tanto que tienen que compaginar las comuniones con los conciertos, a los que en alguna ocasión llegan tarde porque les pilla justo después de misa. “El que canta reza dos veces; nosotros hablamos sobre la vida desde un punto de vista cristiano”, afirma Jesús Javier Mora, párroco en Torrejón y cantante del grupo.

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La andanza del grupo comenzó hace cinco años, cuando Alberto buscaba una manera movida de clausurar un encuentro diocesano de jóvenes. Algunos habían estudiado en el conservatorio, otros tenían afición por la guitarra o habían tocado antes en algún que otro grupo. “A la gente le gustó mucho, y acabamos grabando nuestro primer disco”, afirma el guitarrista. Ya han publicado dos álbumes, que están a la venta en internet y en las librerías religiosas; y están preparando el tercero. También tienen tres videoclips, grabados en el propio seminario y en el Palacio Arzobispal. “Lo bueno es que a unos nos gusta más el heavy y a otros el rock o el pop, por lo que nuestros discos son bastante variopintos. Por eso Alberto dice que soy un poco heavy y yo le llamo el Antiguo Testamento”, bromea Jesús.
A casi todos les gustan Metallica y Queen. Dicen que el público de sus conciertos es bastante variopinto, y que la música les ha servido para hablar con gente que no está relacionada con la Iglesia. “Mucha gente nos ha dicho que le gusta nuestra música aunque no comparta nuestras creencias”, cuenta Alberto. Algunas de sus canciones hablan “sobre cómo se vive desde Dios”; otras están sacadas de historias bíblicas. “Hacemos música para alabar a Dios, porque no sólo está en la capilla, también puede estar en el rock”, afirma Jesús.
Este fin de semana tocan en Arganda. Aunque ya les han propuesto actuar hasta en Sudamérica, ellos no piensan seguir el mismo camino de The Priest o del capuchino Padre Cesare, que ya ha publicado dieciséis discos de heavy. “No tenemos pretensión de nada, sólo de alabar a Dios. Sería una locura, ya nos falta tiempo para tocar”, explica Alberto. Ya les cuesta compaginar las convivencias y las clases del seminario con los ensayos de los domingos. Y hace cinco años nadie les habría dicho que acabarían punteando encima de un escenario. “Cuando entré en el Seminario pensaba que dejaría la guitarra por bastante tiempo, y mira cómo he acabado”, dice Alberto.

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