E-O-C-D

E-O-C-D

Ayer, cuando preparaba la celebración de la eucaristía dominical, vinieron a mi mente estas letras. E-O-C-D. Parece un juego de palabras, pero sinceramente estas letras corresponden a una práctica muy común en nuestras Iglesias. Me refiero a los cantos que se preparan para la celebración.
E: Entrada
O: Ofertorio
C: Comunión
D: Despedida.

Me hizo pensar en varias cosas. Por un lado, en el marco tan reducido que a veces le damos al canto en las celebraciones, limitándolo a estas 4 canciones, el santo y el aleluya (en el mejor de los casos). Sería muy interesante incorporar otros cantos, como puede ser en el momento del perdón, con el Cristo ten piedad, cantado o algún otro canto que invite a la reflexión e interiorización de nuestra vida de pecado delante de Dios, o el canto del Cordero de Dios, el Padre Nuestro, un canto de acción de gracias.

Y a veces no sólo se trata de eso sino que limitamos el canto a una sola estrofa y el estribillo, como si tuviéramos prisa dejando la obra del autor muchas veces no acabada. En el otro extremo, tenemos las "misas con coro venido de fuera" (o coro de gente que siendo de la parroquia nunca la frecuenta) que tiene "sus" cantos preparados, cantan esos cantos ellos solos (porque no se los sabe nadie) y, ahí si, lo cantan enterito sin dejarse atrás ni una sola estrofa.
Pero claro, como no se lo sabe nadie o si te lo sabes no te atreves a cantar para no desentonar, pierde la dimensión participativa del canto en la liturgia.

Está claro, que no todos los cantos en la liturgia deben ser participativos necesariamente (en el ofertorio, en la acción de gracias se puede incluir un canto instrumental meditativo con órgano, por ejemplo); lo que sí es necesario evitar es que la eucaristía se convierta en un concierto que quite protagonismo al Señor.

Me gustaría añadir otro matiz a este cuarteto de E-O-C-D y es el siguiente. En demasidas ocasiones los cantos no sólo son los referidos a esos cuatro momentos, sino que se reduce a cuatro canciones concretas. Siguiendo esta regla te puedes encontrar cantando durante todo el año (en cualquier tiempo litúrgico) las mismas cuatro canciones (Juntos como hermanos, Te presentamos el vino y el pan, Tu has venido a la orilla y Mientras recorres la vida).
¿Por qué se hace esto? Generalmente porque "no nos sabemos otras canciones", y si propones ensayar y aprender otras nuevas, son muchas las dificultades que encuentras para reunir "a todo el coro", ya que normalmente participan en el ensayo personas de buena voluntad, pero "las que llevan la voz cantante" (en el más amplio sentido de la palabra y con todos los matices que al sufrido lector se le puedan ocurrir) no vienen porque "no tienen tiempo". El resultado entonces es que vuelves a cantar las mismas canciones como si fuera una pescadilla que se muerde la cola.

Todo esto lo pensaba ayer mientras preparaba la misa y me decía: ¿Así queremos tener jóvenes y niños en misa?

Acepto y espero comentarios.
Un abrazo a todos

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