Hoy, día 21 (aunque ya sea 22) ha sido un día agitado, como pocos desde que estoy en este lugar. Mañana de compras y papeleo. Regresando a casa, el coche perdió el control y no me salí de la carretera porque mi ángel de la guardia es de los mejores (con perdón de los demás, claro). Funeral, ensayo de teatro, preparación de un campamento, misa, representación de navidad en otro lugar. La guitarra desafinada y descompasada con la otra guitarra y las voces. Total, 14 horas a full. Gente buena que me rodea, sentimientos,... casi me lanzo a llorar en misa al recordar y pedir por todos ellos.
Eso me hace pensar... en el trabajo, la oración, la misión en la que estoy, la misión en la que estaba y que tanto extraño y a la que quiero volver, la vida, con sus cosas.
Además, mi cumpleaños. Mucha gente que gracias a Dios que me llama, muchos del otro lado del Atlántico (aguante Argentina), otros de mi tierra, otros de mi familia, otros de mis compañeros oblatos. La verdad que hay mucha gente que me quiere y que se acuerda de mi cumpleaños. A pesar de que yo no me acuerdo de ninguno. Soy una persona muy afortunada, que gracias a Dios tengo una familia maravillosa, unos amigos que son de oro, muchísima gente que me quiere y a la que yo quiero. ¿No es maravilloso? ¿No me puedo considerar una de las personas más afortunadas del mundo? ¡Seguro que si!
Pero sigo pensando en voz alta... sigo rezando... le pido a Dios luz... me la da...
Hoy, como ven, no digo nada más que frases sueltas... hay días en los que ni las canciones, ni los sentimientos, ni la propia vida, con todas sus cosas pueden ser reflejadas en unas pocas letras.
Hoy llevo conmigo tantas cosas que sólo me queda la más importante... me iré a hablar un rato con Jesús, con ese flaco de las barbas, para que me ayude a valorar lo que tengo, para que disipe las nubes que me rodean a veces, para que me haga feliz y aunque muera en el intento.
Lo dicho, me voy con el flaco... mañana... les cuento.
Eso me hace pensar... en el trabajo, la oración, la misión en la que estoy, la misión en la que estaba y que tanto extraño y a la que quiero volver, la vida, con sus cosas.
Además, mi cumpleaños. Mucha gente que gracias a Dios que me llama, muchos del otro lado del Atlántico (aguante Argentina), otros de mi tierra, otros de mi familia, otros de mis compañeros oblatos. La verdad que hay mucha gente que me quiere y que se acuerda de mi cumpleaños. A pesar de que yo no me acuerdo de ninguno. Soy una persona muy afortunada, que gracias a Dios tengo una familia maravillosa, unos amigos que son de oro, muchísima gente que me quiere y a la que yo quiero. ¿No es maravilloso? ¿No me puedo considerar una de las personas más afortunadas del mundo? ¡Seguro que si!
Pero sigo pensando en voz alta... sigo rezando... le pido a Dios luz... me la da...
Hoy, como ven, no digo nada más que frases sueltas... hay días en los que ni las canciones, ni los sentimientos, ni la propia vida, con todas sus cosas pueden ser reflejadas en unas pocas letras.
Hoy llevo conmigo tantas cosas que sólo me queda la más importante... me iré a hablar un rato con Jesús, con ese flaco de las barbas, para que me ayude a valorar lo que tengo, para que disipe las nubes que me rodean a veces, para que me haga feliz y aunque muera en el intento.
Lo dicho, me voy con el flaco... mañana... les cuento.
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